1. Miguel Ángel Gallardo y el ejército del privilegio
El caso del inigualable Miguel Ángel Gallardo debería servir para dirigir el foco hacia la meta de su heroica carrera contrarreloj: el aforamiento.
Según le he leído a Rodrigo Tena Arregui en el blog de Hay Derecho, en España hay al menos 10.000 aforados. La lista es absurda. Están los vocales del Poder Judicial, los magistrados del Supremo, el Defensor del Pueblo, ¡los adjuntos al Defensor del Pueblo!, los consejeros del Tribunal de Cuentas, los altos cargos autonómicos…, ¡el Defensor del Pueblo navarro! Diez mil.
Y es algo rarísimo: en Portugal e Italia solo hay un aforado (el presidente), pocos más en Francia (presidente, primer ministro y ministros) y en Alemania, cero.
Lo mejor es que en 2018 Pedro Sánchez prometió acabar «en 60 días» con este privilegio. La sociedad española «lleva años exigiendo ejemplaridad» a sus políticos, proclamó, ejemplar. ¿No es un chiste redondo?
2. Lo que de verdad piensan los israelíes
Tras el salvaje 7 de octubre, los diplomáticos israelíes invitaban a la prensa extranjera a leer Haaretz. Un año después, Benjamin Netanyahu prohibió a todos los organismos estatales anunciarse en el periódico e incluso comunicarse con él.
Asomarse ahora por Haaretz ayuda a recordar que Israel no es su primer ministro. Por ejemplo, la analista Dahlia Scheindlin, tras preguntarse «qué hace falta para que los israelíes reconozcan el sufrimiento en Gaza», cuenta que el apoyo social a la invasión está bajando, aunque poco.
Según una encuesta del miércoles, el 34% apoya la entrada de ayuda humanitaria en la Franja, pero el 53% la rechaza. «Las reacciones en redes sociales a las imágenes de los niños de Gaza suelen ser escalofriantes», añade.
Y Galia Oz, hija del escritor Amos Oz, escribe esto: «Es difícil criar a hijos buenos en un país que normaliza el asesinato de niños».
3. Resulta que Joe Biden no era quien gobernaba
Las revelaciones del polémico libro sobre el declive de Joe Biden son desasosegantes. No es solo el retrato de un presidente con la cabeza y la salud muy deterioradas, sino el retrato de su círculo, que decidió encubrirlo, y de tantos medios que miraron para otro lado.
En Original Sin (Pecado original), los periodistas Alex Thompson (Axios) y Jake Tapper (CNN) cuentan cómo los asesores de Biden maquinaron la gran mentira. Incluso contemplaron la posibilidad de sentarlo en una silla de ruedas si era reelegido. Uno de ellos les dijo a los autores: «Sólo tenía que ganar, y luego podría desaparecer durante cuatro años; sólo tendría que mostrar una prueba de vida de vez en cuando».
Así que el presidente que se presentaba como el dique moral frente al tirano Trump ni siquiera era quien gobernaba. Una cosa es innegable: la del Partido Demócrata ha sido una forma verdaderamente curiosa de salvar la democracia.
4. «Bienvenidos a la extrema derecha»
Según Sílvia Orriols, la alcaldesa de Ripoll y líder de Aliança Catalana que piensa como Vox pero parece de la CUP, Puigdemont ya es tan ultra como ella. «Bienvenidos a la extrema derecha», les dijo el jueves a los de Junts en el Parlament.
La razón es que el partido del profeta huido está cada vez más alineado con su pujante rival: tras el no a los menas, ahora quiere vetar el velo islámico para las menores de 16 años en los colegios y prohibir el burka y el nicab en la calle.
El debate migratorio ha generado también tensiones en el Gobierno vasco debido a esta pregunta del lehendakari Pradales: «¿Qué tipo de inmigración necesitamos y cuál estamos recibiendo?». Muy enfadado, el socialista Eneko Andueza le acusó de querer «marginar» a los extranjeros no cualificados.
Hay teatro, pero no solo. El PNV, a la baja, necesita diferenciarse del bloque de Sánchez, y el nuevo tándem Pradales-Ortuzar ha enfriado las relaciones entre ambos socios.
5. Rusa: embarázate y no veas ‘Juego de tronos’
Nadie ha descubierto aún el mejor modo de gestionar la inmigración, lo mismo que nadie ha dado con la fórmula para revertir el crítico descenso de la natalidad en los países ricos. Finlandia parecía el modelo ideal, con su cuidada atención a las madres, sus generosos permisos parentales y sus guarderías gratis, pero su tasa de fertilidad ha caído casi un tercio desde 2010.
En Rusia, donde entre 2015 y 2023 también ha bajado un 20% (hasta los 1,4 niños por mujer), Vladimir Putin está aplicando un plan radical: ha restringido el acceso al aborto, invita a las adolescentes a parir con 18 años… y ahora anuncia que prohibirá las películas y las series que fomenten la decisión de no tener hijos. Hay que volver, claro, a los «valores tradicionales».
El boletín oficial del Parlamento ruso ha puesto ejemplos concretos: Sexo en Nueva York, Juego de tronos y Harry Potter. Aunque el régimen ha matizado que la lista no es oficial, sabemos que es perfectamente verosímil. El éxito está asegurado.